¿Que es el
autismo?
Desde el psicoanálisis
de orientación lacaniana, concebimos al autismo como un
funcionamiento subjetivo singular, que es constante a lo largo de la
vida, caracterizado por la retención de los objetos pulsionales,
particularmente la mirada y la voz, y por un retorno de goce sobre un
borde dinámico. Constituyendo una manera de habitar el cuerpo y el
mundo, no exento de cierta carga de sufrimiento ante la dificultad
que le representa el lenguaje, el lazo social, la relación con el
cuerpo y los objetos. Lo que llamamos invención del autista es al
mismo tiempo la defensa que crea para hacerle frente a estas
dificultades en un intento de arreglo de su mundo, además de
brindarle satisfacción y cierto control tranquilizador.
Tratamiento
desde el psicoanálisis de orientación lacaniana
Se plantea un dispositivo
donde la transferencia constituye un elemento fundamental,
contemplando que siempre hay un Otro en juego con sus diferentes
modalidades, lo cual pone de relevancia la presencia del analista, y
las formas que adquiere sus intervenciones. Aunque esta presencia de
por si no garantiza nada, ni asegura que se lo pueda incluir en los
circuitos iterativos del autista, si no se sabe como maniobrar para
ser incluido.
Es fundamental escuchar y
ver lo singular, lo que hace al detalle mas propio de cada sujeto,
para ubicar en primer lugar, la original forma de localización de
goce del autista, (que como veíamos es sobre el borde) respetando y
sosteniendo ese trabajo previo. En este sentido es necesario captar
la función lógica de sus actos aunque escape a todo entendimiento
común, que con frecuencia este arreglo genera desentendimiento o
rechazo en el entorno.
Efectos del
encierro
"La función
simbólica constituye un universo en el interior del cual todo lo que
es humano debe ordenarse" decia Lacan en 1954.
En este momento a causa
de la cuarentena, este marco simbólico se vio trastocado,
desordenando la realidad cotidiana para todos, especialmente en la
dimensión espacio-tiempo.
Se modificaron las
rutinas de la casa: horarios y actividades.
Se modificaron rutinas
educativas
Se hiperintesificó el uso
de las pantallas.
Se interrumpió la
alternancia que estas actividades producían entre el afuera-adentro.
Por ejemplo casa-escuela, casa-análisis (u otros tratamientos)
casa-plaza etc. borrando en muchos casos el afuera.
Y para un sujeto donde la
fijeza y permanencia de las cosas es fundamental, siendo un
trabajador incansable para que las cosas permanezcan igual, (las
iteraciones dan cuenta de ello) este momento puede ser muy caótico.
Frente a este fenómeno
que resulta imposible de evadir, se pueden observar las mas variadas
reacciones.
Tenemos a algunos que
presentan un agravamiento importante en los síntomas, inquietud,
excitación, miedos, aumento de conductas repetitivas, donde las
alteraciones del dormir han sido de los síntomas más comunes:
Insomnio o pasar a dormir nuevamente en la cama de los padres, ya que
la separación se produce recién a la hora de dormir, siendo para
algunos intolerable.
Y por otro lado algunos
autistas pueden continuar con su vida, sin manifestar cambios por las
perdidas de actividades o rutinas.
¿En que va?
Como hipótesis, planteo
que en el estado de construcción del borde puede estar una clave en
principio y que aquellos que cuentan con un objeto autista, o interés
especifico solido pueden sobrellevar mejor el encierro. Especialmente
si eso no implica un circuito con el exterior.
Como consecuencia de la
cuarentena, y especialmente en aquellos lugares donde el
confinamiento es obligatorio, se ha producido una reducción del
mundo del sujeto autista a un espacio, y a una o pocas personas
determinadas.
El espacio casa se
convierte en el único espacio habitable, corriéndose el riesgo de
que todo se vuelva lo mismo de forma indiferenciada.
Y a nivel temporal, hay
desorientación al no tener las actividades habituales diarias que
dan un orden.
Van casi tres meses por
estas latitudes y los efectos se hacen notar.
En algunos sujetos se
dificulta la distinción de las habitaciones de la casa, ya que no
cuenta con las alternancias habituales de esos espacios donde tiene
actividades.
La casa se convierte en
escuela, el living en el aula y los padres en maestros de apoyo y
técnicos informáticos. Un mismo espacio se convierte en un todo
difícil de diferenciar en donde se recibe clases, se hacen las
tareas con los compañeros y la maestra, se hacen los deberes, se
come, se juega e incluso se tiene sesiones de terapia.
Un sujeto con recursos
simbólicos puede manejar mejor esta situación, pero es lo que
carece habitualmente un autista, como para entender lo que esta
pasando y por tanto aceptar las restricciones y cambios que son
impuestos.
Como todo las respuestas
que se han visto frente a todos estos cambios y el encierro de la
cuarentena es muy variado, pero se puede sintetizar en tres grandes
grupos.
1. Aquellos que no
cuentan con un arreglo o invención previa, son quienes mas sufren
2. Aquellos que contaban
con una invención satisfactoria pero que no era suficientemente
estable y se vieron afectados
3. Y por ultimo aquellos
que contaban con una invención estable y duradera y que le permite
al sujeto transitar por esta situación sin mayores dificultades.
En el primer caso se
trata de ayudarlo a construir algo que posibilite un borde defensivo
y por tanto barrera frente al goce invasivo.
En el segundo se trata de
encontrar una nueva regulación, en algún objeto, o circuito.
Y en el tercero seguir
profundizando lo que ya funciona muy bien para el sujeto.
Entonces en relación al
tratamiento, nos encontramos con manejos muy diferentes por parte de
todos los actores involucrados, hay padres que mantienen el vinculo
transferencial, otros desaparecen, y otros escriben o llaman cada
tanto para plantear alguna pregunta o inquietud.
Tratamiento del
autismo en tiempos de cuarentena.
"La posición Ética
del analista implica buscar en cada momento, una posibilidad de
acompañar cada sujeto para arreglárselas con su real. Es por tanto,
nuestra responsabilidad responder a las demandas, angustias y
malestares de nuestros pacientes autistas y sus familias en un
momento, tan incierto y aterrador como el que estamos viviendo".2
La pandemia pone a prueba
el intento de arreglo del autista y a algunos no les resulta
suficiente para sostenerse en su inmutabilidad. Entonces todos
tenemos que reinventar nuevas formas, nuevos circuitos que ayuden a
regular el goce, los pacientes, sus padres y los analistas. Hay que
inventar nuevos escenarios desde donde trabajar con estas
contingencias excepcionales, y así permitirle al autista salir de su
aislamiento, articulando un espacio donde el analista dé un valor a
su producción.
En este sentido la
pantalla se ha incorporado como una nueva herramienta en nuestra
práctica clínica para aquellos que hemos decidido proseguir con el
trabajo virtual y constatamos efectos claros en muchos casos. Pero
como dijo Laurent hay que darle uso a las tecnologías a condición
de prescindir de ellas.
Cualquier psicoanalista
que trabaja con niños autistas puede decir que es con los pacientes
que más hay que poner el cuerpo, entonces hacer posible una clínica
sin el cuerpo donde mas se necesita es todo un desafío.
Todo lo que involucra al
cuerpo presenta un grado de dificultad extra, y algo bastante
frecuente es que aun no logren desenvolverse en actividades
cotidianas como vestirse, ir al baño, sostener rutinas básicas,
dormir, comer, bañarse etc. y en tiempos de cuarentena se ven aun
mas afectadas y desordenadas. Es necesario que sean de las primeras
en restablecerse como forma de ordenar un poco el caos.
La dirección de la cura
apunta entre otras cosas a que se pueda diferenciar el adentro y el
afuera, la presencia y la ausencia. Para esto el cuerpo presente del
analista es fundamental, complicando y mucho este trabajo el
confinamiento.
Hay que tener en cuenta
que el autista se angustia cuando no puede sostener su defensa para
mantener a distancia lo peligroso, especialmente la voz y mirada. La
permanencia todo el día en la casa genera en muchos casos una
omnipresencia de ese Otro primordial de la familia, que por momentos
puede ser intrusivo con las consecuencias de angustia y desbordes. Lo
altera porque no le brinda la posibilidad en lo real de estar o no
estar, de ausencia-presencia tan necesarias.
La prohibición de salir
puede producir un fuerte rechazo, encarnado en un adulto determinado
y por tanto va a dirigir su agresividad hacia esa persona,
apareciendo el goce del capricho del Otro.
La forma de como los
padres puedan explicar la situación es de cada uno, pero no es lo
mismo decirle al niño, vos no podes salir, a decirle ningún niño
puede salir, o nadie puede salir. Se pasa de lo particular a lo
universal. Y es algo que no lo impone el padre sino que hay alguien
mas que dice que no se puede. Esto al contrario del capricho
omnipotente, ubica al adulto sometido él mismo a las reglas y
generalmente es tranquilizador.
Cuanto mas regulado este
el Otro primordial del sujeto autista por las instituciones que
pertenece, o transferenciado a los profesionales tratantes mejor será
la aceptación por parte del autista, mayor las posibilidades de
consentir al trabajo y a establecer un lazo sutil.
En este sentido el
trabajo con los padres es fundamental, además de continuar lo que
venia en curso, hay que realizar un doble movimiento, por un lado que
puedan dar cuenta de su saber hacer en relación a su hijo. Y por
otro habilitarlos a que hagan ciertos movimientos que favorezcan la
calidad de vida del hijo. Para esto hay que apelar a la capacidad de
inventiva que puedan tener para hacer frente a las dificultades
cotidianas y con esta situación hay que redoblar esfuerzos en que
puedan diferenciar en la dinámica diaria las dimensiones
espacio-tiempo.
Distintas actividades en
la casa, en distintos espacios (si los hubiera claro) en distintos
momentos. Intentando lograr cierta regulación que contemple los
intereses y posibilidades del niño. A la vez que diferenciar
adulto-niño. Que no estén pegados todo el tiempo como si fuesen
uno, que el adulto no sea extensión indiferenciada del cuerpo del
niño para alcanzar lo que no puede sin pedirlo.
Para algunos las salidas
son altamente necesarias, ya que en ellas encuentran los circuitos y
repeticiones necesarios para su estabilidad. Le dan un orden
simbólico-real, o incluso en la pura repetición del goce de la
hamaca en la plaza, igualmente encuentran cierta estabilización que
al verse restringidas generan descompensaciones con pasajes al acto
en algunos casos complicados.
Distinto es el caso de
aquel que el afuera le resulta peligroso, ajeno y pasa todo el tiempo
en su casa, pudiendo transitar este tiempo casi sin complicaciones,
ya que el objeto estabilizador y su invención se encuentra en su
casa y no necesita del afuera.
Hay que tener en cuenta
que un sujeto autista vive en general en un presente infinito, en
donde todas las cosas pueden estar al mismo tiempo en el mismo lugar
en simultaneo, porque el sujeto vive en lo real. Pasado presente y
futuro no se ven claramente y por eso es tan importante el trabajo en
la dirección de presencia- ausencia y en las alternancias por
ejemplo encendido-apagado, dormido-despierto, oscuro-iluminado, frío-calor etc porque establecen una dimensión simbólica de al
menos dos tiempos diferentes. Es la base para el trabajo
especialmente con los mas comprometidos subjetivamente.
¿como hacer esto
virtualmente?
Intervenciones posibles.
Para aquellos que las
pantallas son importantes es mas probable que consientan al trabajo
virtual.
Especialmente en los
primeros encuentros se puede ir acompañando en la pantalla con otras
imágenes, del consultorio, de los juguetes o juegos que se
interesaba cuando venia. Como forma de captar su atención y que
recuerde quien eres.
Podemos emplear videos,
cuentos, juguetes, canciones, títeres, pintar, dibujar, jugar
videojuegos, aparecer y desaparecer delante de la cámara, etc.
Cuanto mayor sea el
vinculo previo con el analista mejor puede darse la continuación por
esta vía, aunque también hay casos que sorprenden por el poco
tiempo previo y sin embargo se prestan al trabajo virtual con ganas.
Para otros en cambio la
imagen sola del analista, no los engancha, y necesitan la presencia
real del cuerpo del analista haciendo imposible el trabajo virtual.
También pasa que la mirada del analista en la pantalla puede llegar
a ser muy intrusiva e intolerable o que al contrario la pantalla
puede oficiar de mediador y ayudar a que el niño se enganche a la
imagen del analista que le habla en la pantalla. En los casos que no
se pueda trabajar con el niño o adolescente se puede proseguir con
los padres si están dispuestos. Incluso con el paciente en la vuelta
que quizás al ver a sus padres interesados pueda acercarse.
Hay que ir en el caso a
caso. Para algunos el tratamiento virtual significa reforzar el
hablarse a si mismo del autista, quedando pegado a la imagen de la
pantalla e ignorando por completo al analista. Se mira hablándose, y
se habla mirándose. Se observa como quedan pegados a la imagen, en
muchos casos haciendo caras, gestos que la pantalla le devuelve por
completo.
Ahí es donde en la
medida de lo posible, (y en el trabajo con la presencia del cuerpo
del analista es mas fácil) hay que desacomodar ese espejo que lo
atrapa, en un intento de anular al Otro e intentar producir algo del
orden de la sorpresa que capture la mirada y se pose sobre el
analista.
Esto da la pauta de como
probar la consistencia de la imagen. No es nada fácil lo digital
especialmente para realizar ciertos cortes con ese Otro primordial
que tiene que estar presente para manejar la tecnología en muchos
casos.
Ivan ruiz planteaba hace
poco, la pregunta de ¿como hacer existir algo del análisis en la
casa del sujeto que marque la presencia del analista?
Esto es fundamental para
constituir un adentro-afuera de la casa.
Hay que pensar que de los
objetos que eligen los pacientes del consultorio se puede hacer
presente en su casa.
- A través de los padres
- A través de la
tecnología. Watsap, Email o en la pantalla mostrar solo el objeto sin
nosotros. El problema puede ser que no lo puede manipular, pero verlo
es signo de su ida al consultorio y de la presencia del analista y
por tanto de la existencia real del objeto y del propio analista.
También se puede compartir la pantalla y poner imágenes o videos y
verlos juntos.
Se puede apagar la cámara
en los casos que la mirada sea intolerable, y que este solo nuestra
voz aunque esto puede en algunos generar desconcierto por no saber
quien les habla.
Para terminar: es
de vital importancia incidir en el Otro primordial del autista, para
que acepte los modos de poner limite al goce que tiene el niño y a
su vez que el adulto pueda percatarse cuando actúa sin tener en
cuenta al niño como sujeto. En este sentido al mismo tiempo que se
le da entrada, progresivamente vamos a ir produciendo cortes,
separaciones (tolerables para ese Otro) para que ese niño sea mas un
sujeto y menos un objeto.
Esta cuarentena es un
momento propicio para dar lugar a la invención propia del sujeto
autista y que la familia pueda nuclearse en torno a ella, haciendo de
ese niño el centro para que no quede aislado e incomprendido.
1 Seminario 2 El Yo en la teoría de Freud.
2 Marta Prat de la Riba, en Publicación Zadig Mayo. Clínica del autismo en tiempo de confinamiento. Enderezando el rumbo para evitar la deriva.