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Los medios de la violencia

Acercarnos a una comprensión de la violencia no es una tarea sencilla por su múltiple causalidad y complejidad, interviniendo variables: psicológicas, sociales, culturales, biológicas, incluso políticas económicas y religiosas. La violencia tiene un factor claramente individual, particular, pero a su vez adquiere una dimensión social, retroalimentándose mutuamente. Precisamente ,siguiendo la línea de análisis que inició Freud en Psicología de las masas y análisis del yo podemos ver como hay una continuidad estructural entre lo individual y lo social y así hay que analizarlo.
No somos solamente seres racionales provistos de lenguaje, sino que también somos seres provistos de pulsión. Dentro de esas pulsiones, además de la de sexualidad, está la pulsión de muerte, que es destructiva. Por ejemplo el fumador sabe que le es perjudicial a él y a los que le rodean, pero no le importa porque hay un más allá del placer que lo engancha en ese acto. Aquí no solo podría estar en juego el matarse a sí mismo, sino también en forma más o menos implícita cierta agresión al otro, al fumador pasivo.
Por eso, se dictan las leyes y existen normas trasmitidas por la cultura para controlar esas pulsiones que cada uno tiene, pero siempre hay algo que no se puede dominar, entonces el otro puede devenir en objeto para satisfacer tal disposición o incluso el sujeto mismo. A pesar de la religión, educación e instituciones que intentan garantizar la convivencia, siempre hay algo que se escapa, Freud lo llamó pulsión de muerte, Lacan goce.
Estar mal con la cultura, consigo mismo y con el otro
La sociedad a través de su cultura es la encargada de poner freno a esa tendencia agresiva, posibilitando que los seres humanos se identifiquen y establezcan relaciones duraderas entre si. Una convivencia pacifica nos da seguridad y el diálogo en si mismo constituye una renuncia a la agresividad. Renuncia que como veremos ha quedado bastante de lado.
Esos diques que podríamos decir represivos tienen sus consecuencias. Freud planteó en su texto El Malestar en la cultura, que hay tres grandes fuentes de sufrimiento para el ser humano: el poder de la naturaleza, la mortalidad de nuestro cuerpo y la insuficiencia para regular las relaciones sociales. Esta última en particular nos genera incomprensión, frustración y rabia porque la sociedad no nos procura satisfacción o bienestar, creándose una hostilidad creciente hacia la sociedad y hacia sus representantes.
Decia Freud que los niños son “pequeños perversos polimorfos” por tomar su satisfacción diferentes caminos siendo indiferente los medios y objetos para conseguirlo. Pero la sociedad se encarga de reprimir esos sentimientos y canalizar esa “crueldad” hacia el deporte o valores de la cultura como amar al prójimo. Se levantan represiones contra esa agresividad infantil, que generan la moral, la vergüenza y el pudor, Edipo y castración mediante.
Como todos podemos observar nunca se puede aplacar totalmente esas pasiones y actualmente parecen cobrar mayor fuerza, favorecidas por un declive de las instituciones y su capacidad de control. Un claro ejemplo es la desaparición de la familia tipo como modelo en detrimento de la formación y contención de la subjetividad.
Freud planteaba en ese texto la renuncia a las inclinaciones tales como la agresión, o las satisfacciones pulsionales para responder a valores sociales universales y superiores al individuo, derivando la formación del súper yo como instancia psíquica a nivel individual y logrando establecer un contrato a nivel social. Observando en la clínica que cuanto más renuncia el sujeto, el superyo se vuelve más crítico y severo. Entonces cuanto más renuncia el individuo a favor de lo social más patológico seria.
Luego Lacan introduce un cambio, planteando que lo que en realidad exige el súper yo es goce, es decir, gozar más, aunque sea renunciando, aunque sea sufriendo.
Damos un salto en el tiempo y pasamos a analizar la actualidad, donde en vez de renuncia lo que se exige es consumir, con un vacío de sentido, que no hay nada que lo pueda llenar. El paradigma actual es el del mercado, el del discurso capitalista donde priman el consumo y la diversión, valores opuestos al sacrificio y renuncia.
La violencia también tiene que ver con una ruptura de lazos, con la declinación de los ideales y de la autoridad que otrora representaban los padres. Los que trabajamos con niños en clínica o instituciones educativas podemos ver la dificultad que tienen los padres para poner limites. Hay claramente una declinación de la ley del castigo produciendo el efecto que casi todo este permitido, donde no hay reglas claras, y la ley es difusa. En este sentido todo se puede decir, todo se puede mostrar sin censura, sin que haya un coto o un límite firme. Todos estos cambios los podemos observar claramente en los informativos en cuanto a su discurso e imágenes.
Exhibicionismo mediático: crónica sangrienta.
En las últimas décadas las industrias culturales, los medios de comunicación e información han aumentado los espectáculos mediáticos, abarcando nuevos espacios sociales. El espectáculo en si mismo se convirtió en algo trascendente, movilizador de nuevos recursos lingüísticos y formador (o deformador según se lo vea) de opinión, productor de subjetividad. Incluso hay quienes consideran que la política es un espectáculo y desde ahí debería verse y analizarse, viéndose los dotes cada vez más actorales de algunos políticos, lo que no implica claro esta, que actúen bien ya que no se sabe si hacen drama, comedia o algo trágico cómico.
Los espectáculos televisivos se han infiltrado de lleno en el living (con la complicidad de todos), en el dormitorio, en el bar, en el hospital, y con esta creciente mediatez (e inmediatez en los tiempos) se ha ido avanzando (o retrocediendo) hacia una cultura de exposición publica de lo privado.Todos los reality shows que abundan por ahí son un claro ejemplo.
En el mismo sentido las formas de entretenimiento han captado las noticias y la información tendiente hacia una cultura sensacionalista de la información, haciéndose cada vez más extendidos dentro de los informativos la sección llamada policiales, destacándose y resaltándose “la crónica roja”, involucrando hechos de sangre con heridos (si son graves mejor) y muertos (cuantos más mejor) causando impacto en la población. La lógica del minuto a minuto manda ¿y la ética?
Es parte de la realidad que los hechos de sangre han aumentado en violencia y complejidad siendo los delitos cada vez más sangrientos. Los sentimos cada vez más cercanos a nosotros con el presentimiento que en cualquier momento nos puede tocar, sugestionados por la larga lista de “personas comunes” que intervienen en hechos con un desenlace trágico. Quedando en el aire un “salís a la calle y no se sabe si volvés” dibujando un panorama bélico desmesurado.
Contrariamente a las lógicas empresariales del minuto a minuto, los estudios indican claramente que no hay una relación directa entre el tiempo dedicado a los policiales y la cantidad de hechos delictivos que ocurren en realidad. El aumento del tiempo de exposición de estas noticias no implica necesariamente que hayan aumentado la cantidad de crímenes, (ver el estudio realizado por el Observatorio de medios del Claeh a pedido del Ministerio de Desarrollo Social, Mides ).
Tampoco la extensión en el tiempo de los policiales produjo un aumento en el raiting como podría creerse. Lo dijeron claramente los expertos en seguridad que entrevistó Sonia Brescia el 21 de agosto de 2009, los sociólogos Rafael Paternain y Esteban Perroni. Lo cual Llevaría a la pregunta: ¿Por qué entonces han aumentando en importancia y duración? Cada uno que saque sus conclusiones ya que no se justificaría por motivos económicos directamente.
Estos “hechos de sangre” son narrados por los especialistas encargados de la sección policiales, necrófilos de la televisión, exhibiendo sus crónicas de muerte impúdicamente, dando nombres y apellidos de victimas, violando su intimidad (e integridad) por segunda vez, incluso mostrando rostros de niños violados y asesinados.
Detallando modus operandis del delincuente paso por paso, dando valores y sumas de dinero robados, mostrando la fachada con el numero de la propiedad, para que el delincuente televidente el día de mañana vaya bien orientado, ejerciendo una siniestra escuelita del crimen.
Por supuesto todo en “aras de la información” porque “el publico tiene que estar informado”. Me pregunto entonces ¿cuales son las causas de tanta violencia mediática?.
¿Hasta cuando la violencia de la información que nos quiere imponer la lógica de las manchas de sangre en el piso, de los cuerpos destrozados, del llanto de un familiar de la victima enfocado en primer plano, del relato periodístico que apunta a conmovernos en lo mas intimo (pero que es dicho en forma muy fría y calculada) de la pregunta a un padre que sufrió la perdida de un hijo asesinado, que haría si encontrara a este individuo?¿hasta cuando esa violencia repetitiva que se sirve y amplifica la supuesta realidad? ¿así esta el mundo? ¿es lo que hay?
Es evidente que los noticieros no crean estos sucesos, no los fabrican pero eso no los exime de responsabilidad, no son solo meros descriptores de la realidad sino que tienen incidencia en la subjetividad de la masa social, en tanto dominan que decir y como decirlo. Hacen una selección, un recorte del universo posible para exponer, teniendo incidencia los criterios editoriales o productores encargados de esta función en consonancia con los criterios de los dueños de los medios.
Son las primeras noticias elegidas para comenzar acompañadas de una música emotiva, trágica o dramática según sea el caso, aumentando el efecto y por tanto mayor es lo que conmueve y esa es la idea. Es la pseudo noticia convertida en espectáculo.
EL voyeurismo amarillista
Los "policiales" ¿por que seducen, por que tienen raiting? ¿Cumple alguna función social el que todo pueda ser llevado al plano de la mostración, de lo visible?
Aunque no necesariamente hablemos de perversión en cuanto a estructura, si pensamos que hay una satisfacción voyeuristica, cierta satisfacción sexual. Mirar, ver, suele tener más importancia que el contenido que se ve, es algo que esta omnipresente.
Junto al goce de ver violencia, viene aparejado el goce de mostrarlo, pongamos por ej. ese ojo virtual universal que es Internet, que es Youtube. Es una práctica habitual que se “suban” videos caseros de imágenes de agresión a compañeros, profesores etc. etc. No siendo ya un fenómeno aislado de unos pocos “locos”, es algo bastante extendido.
¿Que pasa cuando hay un accidente? Todos enseguida se agolpan y se arriman al lugar de los hechos para posicionarse en un lugar con visibilidad. A la gente le gusta ver justamente lo que no se puede o no se debería observar y por tanto mostrar.
¿la violencia seduce, da rating? Los estudios parecen indicar que si seduce y engancha pero no al punto de aumentar significativamente el rating como argumento de peso en contra de quienes opinan que “es lo que la gente quiere ver”. Sin dudas la gente quiere ver violencia pero el punto es que como se muestra esa violencia y como se recibe.
¿Como se decodifica la violencia actualmente?
Todo parece revelar que la violencia al igual que muchas drogas produce acostumbramiento, modificando la percepción de la misma y alejando cada vez más del sufrimiento ajeno como forma de manejar el sentimiento de indefensión que produce esa exposición.
La noción de Violencia viene ligada inevitablemente con la de victima, y por tanto los espectadores al ser violentados por lo que ven y la forma de cómo dan las noticias son victimas involuntariamente.
Las nuevas formas de periodismo televisivo, muchas veces para ilustrar una noticia, recrean dramatizaciones de situaciones violentas ocurridas en la vida real. Visualizamos también la violencia ficticia que va desde las comedias o teleteatros (que pasan todo el día) a películas de terror, en donde los personajes representados adquieren un grado de violencia extremo. Basta ver las comedias mexicanas y la figura de hombre que trasmite es lamentable: golpeador, abusador autoritario, etc. Todas formas de violencia implícita y explicita. Todos estos programas están plagados de denigraciones personales que van desde la ironía y el sarcasmo al insulto soez. Culminando muchas veces en agresión directa, violación y asesinato, en plena tarde.
Cabe preguntarse entonces si los medios reproducen lo que pasa en la sociedad solamente o si en alguna medida la proyección de violencia genera más violencia.
No es algo lineal que responda a causa efecto, y la respuesta en principio seria que de por si no genera violencia. Pero si reproduce, generando modelos culturales negativos que en si mismos implican y legitiman el uso de la violencia y por lo tanto contribuyen a la formación de subjetividad y establecimiento de pautas de conducta.
Creo que junto con nuevas formas mediáticas, espectaculares de mostrar la violencia, también ha ido cambiando la percepción de la misma. Paralelamente al acostumbramiento paulatino ha ido en aumento la exposición de la misma en los medios así como en la vida de cada uno.
Es notorio en Uruguay entonces como han ido cambiando los modelos de violencia y su interpretación siendo cada vez más anestesiados frente a la presencia de la misma, haciéndose invisibles, y ocultándose detrás de un montón de síntomas los efectos de estos cambios.
El espectador puede identificarse con las victimas de las agresiones presentificandose las vivencias de indefensión infantiles quedando en una posición muy angustiosa o puede anular esa identificación y en el mismo movimiento deshumanizar a la victima y hacerla un número más, una cifra más, alguien que no importa su historia, ni si tiene familia que sufre con su perdida.
Hacia una anulación del otro
Vivimos en una sociedad en donde los temores sobre el horror y la violencia están infantilizados. Hoy las personas sienten el mismo desamparo y terror similar al de un niño indefenso. Corporizando esos miedos primarios en los extraños, en el otro; el cuco o el hombre de la bolsa de nuestra niñez se ha convertido hoy en cualquier persona extraña, ya no solo aquel vagabundo indigente que nombrábamos: “el hombre de la bolsa”.
Estos hechos y acontecimientos adquieren en los medios de comunicación una sobredimensión exacerbando la angustia de todos y por tanto la señal de angustia que prende la luz de alarma frente a un posible peligro externo y extraño.
Tensión es un termino que describe los nuevos tiempos, en donde la “tolerancia cero” ya es política de estado, donde el orden establecido le declara una guerra sin precedentes al potencial enemigo, que ha ido cambiando. Según los tiempos se nos presentaban con ojos rasgados, de piel oscura, comunista, vistiendo con túnica y turbante, hoy en día puede ser cualquiera.
Se puso en práctica desde los propios estados la “agresión preventiva”, con la lógica: “agredo para evitar ser agredido” y evidentemente esas políticas se han trasladado a la vida común de la gente, con graves consecuencias. Incluso Barack Obama defendió la guerra en el mismo acto de ceremonia en que recibía el Nobel de la paz, justificándose con que "Mas allá de los errores que hayamos cometido. La verdad es que Estados Unidos ayudó a mantener la seguridad internacional por más de seis décadas con la sangre de nuestros compatriotas y el poder de nuestras armas”. La cuestión es ¿quien defiende al mundo de las armas de EEUU?
La famosa teoría de agresión preventiva aplicada en la invasión a Irak es como que vaya por la calle y le pegue dos tiros al que viene de frente porque pensé que me iba a atacar al sentir su mirada sobre mí.
Hoy en día los agresores no están claramente identificados o vienen de afuera, sino que caminan entre nosotros como una potencial amenaza consumiendo nuestros nervios y energía en tratar de neutralizarla.
Basta observar la actitud de una persona caminando sola (o acompañada) en la noche volviendo del trabajo por ej. observando todo a su alrededor. Cada movimiento de cualquiera que se aproxime caminando en dirección contraria lo pone en alerta aumentando la tensión hasta que ese extraño pasa por el costado, sigue su camino y se aleja. La tranquilidad solo llega al entrar a casa y cerrar la puerta con varias cerraduras y trancas. Antes (dejando de lado el periodo de la dictadura) la gente se sentía aliviada de tener que caminar en la noche con algún acompañante ocasional a la distancia que fuera en la misma dirección, hoy día que alguien vaya detrás por varias cuadras puede llegar a ser muy persecutorio y angustiante.
El miedo al ataque, a la agresión llevan a sensaciones muy altas de tensión y persecución, desconfiando de todos, convirtiendo a nuestro semejante en un posible enemigo y agresor, rompiéndose ciertos códigos implícitos vigentes hasta no hace mucho tiempo, ciertos pactos de respeto y no agresión que en general eran respetados.
Basta observar como se “resuelven” y cual es el desenlace de muchas situaciones diarias en donde “las diferencias” de alguien que se coló en una fila de pago, un roce con otro conductor, una mirada “fea”, una “mala” nota de la maestra pueden generar una discusión feroz que rápidamente del insulto, la descalificación del otro como persona, se pasa a la agresión física con las consecuentes lesiones, e incluso la muerte. ¿Negación del otro como semejante? ¿Anulación del otro?
El miedo hacia el otro diferente, desconocido y ajeno se trasmuta en odio actuando mecanismos disociativos que lo despojan de la calidad de ser humano, ya no solo de igual sino de semejante.
Hay un desfallecimiento del padre en su dimensión de ley, en su función de protector, quedando como niños indefensos, desvalidos, reavivando nuestros más primitivos temores. Vuelta a la indefinición original del nacimiento, al percibir que todo lo que podamos hacer es insuficiente para sentirnos protegidos, contenidos y seguros.
El peligro infantil que se presentaba más en lo imaginario, se ha convertido en una amenaza real en la calle adquiriendo el semejante estatus de perseguidor. De la desconfianza natural de antaño pasamos a la tensión persecutoria. No hay simbolización que ponga algo de coto a esos temores.
Es visible como los medios de comunicación lanzan en forma vertiginosa imágenes y estímulos que por la secuencia rápida, por el volumen de información y por lo terrible de los hechos son imposibles de elaborar. Nos muestran la violencia extrema y sin sentido en su más cruda expresión impregnándonos de una sensación de rabia, impotencia y angustia que se va transformando de desconfianza a persecución. La violencia y su expresión directa el miedo, se apoderan de nosotros y al no poder elaborarlos el terror se magnifica interiormente y se esparce en todas direcciones allá donde nuestra mirada se posa en el otro ya no más nuestro prójimo, sino próximo factible agresor.
Es muy difícil poder elaborar, simbolizar estos nuevos paradigmas porque lo que esta en juego hoy día ya no solo es salir lastimados, sino el temor de perder la vida a la vuelta de la esquina o incluso dentro de la propia casa devenida en cárcel. Desde el psicoanálisis sabemos que la muerte propia no se puede representar y por tanto más angustiante es su proximidad.
Los efectos de la violencia y del manejo de la misma en la prensa multiplican las rejas, las alarmas, la seguridad privada, los barrios privados. El encierro minimiza cada vez más el contacto a un número menor de personas, reduciéndose las redes de apoyo, limitándola casi exclusivamente al ámbito familiar. Paralelamente en este auto-confinamiento, aislamiento del resto que represente una posible amenaza aumentan y se agudizan las depresiones y las fobias. Asi como tambien se extiendenlos trastornos del sueño, del humor, las crisis de angustia o ataques de pánico. Es interesante revisar este termino que ya nos habla de una violencia intrínseca en la palabra “ataque” en donde el descontrol, el miedo y la alarma están interiorizados, ya no hay donde escapar o huir porque la angustia esta dentro, el pánico nos ataca desde el interior.  Lo peor es que se pasa del miedo con su objeto localizable, al panico que hace imposible localizar, identificar y delimitar al objeto de la amenaza.Un claro ejemplo es el terrorismo fundamentalista. 
Para el ser humano estar con el otro, ser reconocido es fundamental para el advenimiento del sujeto psíquico y sabemos que las alteraciones en este punto tienen consecuencias importantes, como los producidos por la violencia que acarrea el panico y el aislamiento preventivos pensando que en soledad estaremos a salvo. Las formas de relacionarnos cambian, la forma de satisfacer nuestras necesidades también. Internet es el paradigma donde se puede conseguir todo sin salir de la casa, o la cama. Es un paradigma del cambio en relación hacia ese gran Otro, ese gran hermano que todo lo ve, devenido en terrible como es la televisión, y en particular la internet.
Cada vez son más los que plantean una violencia “justificada”, y entonces argumentan a favor de armarse, de la pena de muerte, de aumentar las penas y castigos etc. parecería racional y lógico en un principio, pero no lo es. La experiencia demuestra que con mayores penas no disminuyen los delitos hace falta otras cosas. Hace falta encarar sus causas, como la desigualdad social y los valores que predominan en la cultura. Pero sobre todo reconocer de una vez por todas que el ser humano tiene su costado violento, más allá de su arte, cultura y música, puede ser capaz de los actos más sublimes pero también de los más perversos.
BIBLIOGRAFIA
Abadi, José Eduardo: Los miedos de siempre, los terrores de hoy. Ed. Sudamericana. Bs. As.
Entrevista a Mario Elkin Ramírez. Diario El Litoral. Santa Fe, Argentina. 25/9/2008.
Freud, Sigmund: Más allá del principio del Placer. Editorial Amorrortu (texto XVIII).
Freud, Sigmund: Psicología de las masas y análisis del yo. Editorial Amorrortu 1988. Bs As.
Lacan, Jacques: De nuestros antecedentes. Escritos I. Editorial Siglo XXI. Bs. As.
Lacan, Jacques: La agresividad en psicoanálisis. Escritos I. Editorial Siglo XXI, Bs. As.
Lacan, Jacques: Seminario X La angustia. Editorial Paidos. Bs. As.
Lacan, Jacques: El Seminario de Jacques Lacan. Libro 1: Los escritos técnicos de Freud. Editorial Paidos, 1981, Barcelona.
Perroni, Esteban González, Arias Daniel: Análisis de comunicación de temáticas de seguridad ciudadana en noticieros de TV. Observatorio de Medios del Claeh.

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