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Reseña de la Conferencia de Jean Claude Maleval: “De la estructura autistica”.

Dictada el 12 de agosto de 2017 en Bogota.



El Grupo Lacaniano de Montevideo (GLM) asistió con gran entusiasmo a la vídeo conferencia de Jean Claude Maleval. Agradecemos a Flory Kruger y a través de ella a la FAPOL por habernos incluido en este verdadero acontecimiento que fue retransmitido en todo el continente.

Los más de cincuenta asistentes valoraron la posibilidad de ver y escuchar a quien desde hace muchos años es referencia mundial en el tema de autismo. Fue notorio el interés de los presentes, especialmente por los planteos novedosos realizados.

Maleval comenzó recordando los inicios del concepto de estructura autística, de la mano de Rosine y Robert Lefort en el caso Francoise publicado en su libro “El nacimiento del Otro”. Ellos planteaban la ausencia de alienación significante, donde el autista estaría inmerso en la dimensión de lalengua.

Maleval presentó 3 elementos fundamentales de la estructura autista:
  1. La retención de objetos pulsionales.
  2. La entrada en el lenguaje y estructuración del sujeto en un Otro de los signos.
  3. Un aparataje del borde.
Puntos que desarrolló a lo largo de su conferencia.

En un principio el niño autista rechaza o retiene los objetos en contacto con sus padres, variando entre la voz, la mirada, la comida, las heces etc. Planteó dos signos precoceys que se presentan en el autismo: la huida de la mirada en los primeros meses de vida y posteriormente una falta de atención conjunta.

Hizo especial énfasis, en consonancia con su libro “El autista y su voz”, de la dificultad y sufrimiento que trae aparejado el ceder la voz para el autista. “No es por no querer, sino por no poder”, siendo vivenciado como una mutilación, generando mucha angustia que aparezca el sujeto de la enunciación.

Se apoyó para el análisis, además de su práctica clínica, fundamentalmente en los testimonios escritos por autistas, denominados de alto rendimiento o “autómatas de la inteligencia”, por el tratamiento que hacen de todo mediante lo intelectual y no lo emocional. Dentro de esta serie mencionó a Temple Grandin, Daniel Tammet, Donna Williams entre otros.

Expuso tres elementos novedosos acorde a una nueva hipótesis.
  1. No habló de objeto a, sino que lo que habría en el autismo es el objeto perdido. Lo que resulta en consonancia con una nueva concepción de la entrada en el lenguaje, restando por ver más detenidamente cómo es que se daría esta pérdida.
  2. Como dirección de la cura propuso el vaciamiento del borde, donde quedaría como resto el interés específico
  3. Dejó de hablar del Otro del significante para hablar del Otro del signo para el autismo.

Este último punto lo sustenta con los testimonios ya mencionados y le suma el de Hellen Keller (entre otros) que es ciega, sorda y muda pero no es autista. Ella encontró una forma de incorporar el lenguaje por otra vía distinta a la del significante, en este caso tactil. Armando un “rompecabezas en 3 D” con los objetos disponibles en su cuarto, para ordenar su mundo y hacerse entender. En el caso de T. Grandin es a través un de “mapa geográfico” con imágenes que ella traduce y entiende. Y en el caso de D. Tamet es por imágenes cenestésicas.

La entrada al lenguaje en el autismo entonces sería por la vía del signo, configurándose mentalmente una imagen (pudiendo ser muchas para una sola palabra) sonora, táctil o visual para cada palabra. El lenguaje ideal para el autista es “un sentido, una palabra”.

Realizó un contrapunto entre el signo y el significante, preguntándose qué del signo permanece vivo para el autista. Estos disponen de diferentes vías para combinar y organizar los signos, observando cierta progresión del autismo de Kanner al de Asperger, poniendo en relación el vaciamiento progresivo del borde con los recursos de organización, entendimiento y manejo del mundo vía el signo que tienen algunos sujetos autistas de alto nivel.

En el autismo el significante (retomando a los Lefort), falla en volverse cuerpo y hacerse afecto, y el signo no adquiere esa articulación, no tiene valor diferencial, ni se presta al humor, o la ironía.
El signo no posee las cualidades del significante, permaneciendo anclado a la situación de aprendizaje por lo tanto aprender conceptos abstractos mediante el signo es muy complejo e implica gran capacidad intelectual para asociar signo-imagen. Hay una búsqueda de reglas para organizar el caos de los signos, y las cosas, para lograr captar lo percibido, mediante una incorporación multimodal de los signos, que se ordenan de forma muy propia y singular. El pensar con signos, implica una suma de elementos poco conectados, no articulados como el significante, y por tanto esto estimula la capacidad de la memoria.

A pesar de todo el sujeto autista, sujeto del signo, no es capaz de decodificar el goce ni extraer el objeto a, pero es afectado por el trauma de lalengua. Observándose en la presencia de la angustia al no poder construir un borde por la forclusión del agujero. Los agujeros generan interés, rechazo, y movilizan angustia de pérdida, pudiendo los orificios corporales estar abiertos o cerrados. Ejemplo de Malika que tapaba todos los agujeros con plasticina.

Criticó el concepto de caparazón de F. Tustin en tanto que con los elementos actuales que se disponen, induce a error. Por ejemplo el caso Laurie de Tustin. Ella planteaba que la construcción de la caparazón es un progreso en la cura, pero en Laurie esa construcción es porosa, no compacta. La idea de caparazón lleva a asimilarla a un encapsulamiento, lo cual fijaria el borde autista, restándole movilidad y posibilidades de operar en la clínica.

Maleval marcó su preferencia por utilizar el concepto de borde, instaurado por Eric Laurent, haciendo coincidir tres elementos característicos de la estructura autística con los tres elementos que configuran el borde: ellos son, el objeto autístico, el doble y el interés específico. En el caso “El niño maquina”, Joey de Bettelheim, estos tres elementos confluyen.

Por último es importante destacar que resaltó el borde con sus porosidades, sus complejidades, como fundamental para la dirección de la cura, ya que se puede desplazar, pasando de lo que sería un funcionamiento limitado al objeto, a ser algo que le sirva para generar un lazo social a través del interés específico. Por lo tanto el sujeto autista puede ensanchar su mundo, borrando ese borde al punto de hacerlo casi invisible y como consecuencia estar menos angustiado.


Javier Grotiuz

Grupo Lacaniano Montevideo





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