¿Como
se inician los análisis con niños?
¿Primero
se tiene una entrevista, o varias a solas con los padres, para luego
recibir al niño?
¿Se
recibe al niño a solas en la primer consulta?
¿Que
lugar dar a los padres en el dispositivo analítico?
En
el principio hay la transferencia decía Lacan, y junto con ella, la
demanda de los padres, agrego yo.
Atender
a ambas está en el instante de ver a todo tratamiento posible con
niños. No escuchar la demanda inicial, intentar rectificarla
rápidamente, o no atender el lugar que le dan al analista en las
primeras entrevistas puede llevar a que se termine antes de empezar.
El
inicio de un tratamiento puede traer aparejado innumerables variables
dependiendo de los motivos de consulta, pero lo seguro es que el que
realiza la demanda inicial va a esperar que en algún momento le
retorne algo como respuesta.
Por
ejemplo: es frecuente que se consulte por problemas de aprendizaje,
(en muchos casos derivados por la escuela), preguntando el por que le
va mal en la escuela, pidiendo informes, diagnósticos, etc.
Queriendo llevarse eso.
Al
comienzo, se ubicará al analista en el lugar de saber sobre lo que
le acontece al hijo, y se dirigirá el discurso en una linea que
puede traducirse en las preguntas: ¿que le pasa? O si se sienten más
responsables: ¿que hice mal? O ¿que puedo hacer? Aunque esto ultimo
no es lo más habitual.
Hay
que escuchar a los padres, pero el trabajo clínico psicoanalítico
implica por sobre todo escuchar al sujeto. Más aliá de su edad, lo
que importa son sus tiempos... logicos, especialmente cuando se
analiza a niños.
Es
fundamental tener en cuenta, la ilusión de completud que un hijo
despierta, buscando verse colmada de distintas formas, encontrando
posteriormente la respuesta del niño que según sea más o menos
dentro de lo esperado podrá generar reacciones diversas y abrir
diferentes caminos. Entonces hay un Otro que propone y el niño que
responde en tanto que sujeto, diciendo que si, o diciendo que no.
¿A
que responde? A ser lo que esperan de el, a ser lo que le falta al
Otro y completarlo (siendo el falo imaginario).
La
clínica muestra los avatares que puede traer este tiempo, y sus
consecuencias graves en algunos casos. Se puede ver los desajustes de
la relación entre padres e hijos y como evidencian, una
complementariedad imposible. Si para la carpintería que dos piezas
encastren perfectamente es el ideal, considerando como una falla que
hagan “juego”, para la estructura del sujeto es al reves, si hay
acople se produce una falla... grave.
Es
que el desfiladero por el cual el sujeto se ira gestando tiempo a
tiempo, se juega en relación de dependencia con el Otro Real: los
padres. En una delicada dinámica de encuentros y desencuentros
surgirá (o no) la alternancia del objeto, alternancia necesaria para
hacer surgir los tiempos del sujeto, pasando de serlo a tenerlo o no
tenerlo.
Los
tiempos lógicos del nacimiento del sujeto y del Otro indican que hay
un momento en que el sujeto se ve confrontado a lo que Lacan llamo:
la insondable decisión del ser, implicando una respuesta a lo real
del encuentro con el goce, el deseo del Otro y el traumatismo de
lalengua.
¿Que
significa esto?
Que
en algún punto todos somos responsables por la respuesta que damos
en ese encuentro, lo cual quedará como un primer punto de fijación.
Habrá otros más adelante, posibilitando las maniobras del analista,
del sujeto y también de los padres. De lo que hacen los padres y lo
que se hace con ellos es lo que me interesa trabajar hoy con ustedes.
Los
primeros encuentros con los padres darán algunas pistas sobre el
lugar en que ubican a ese hijo, asi como también en que lugar se
ubica ese hijo para ellos, lo cual tendrá consecuencias en la
dirección de la cura, osea hacia donde ir y fundamentalmente por
donde no hay que ir.
Se
constata que la posición de objeto es una de las posiciones posibles
y necesarias (en un principio) en relación al Otro, y que el primer
estado del sujeto es ser objeto en el discurso del Otro,
constituyéndose a partir de los significantes del Otro. Entonces
cada una de las 3 grandes posiciones que llegue el niño: como objeto
en el fantasma, como síntoma de la pareja parental o como falo de la
madre, nos dirá algo sobre la estructura del sujeto: psicosis o
autismo, neurosis y perversión respectivamente. Se puede ver que hay
grados entre lo que seria una posición que va de objeto de goce
(objeto a), a sujeto de deseo ($).
Es
inevitable la incidencia en cada uno de los tiempos de la infancia,
no solo del deseo de los padres por un hijo, sino también del deseo
de los padres entre ellos, del amor y del goce entre ellos y con el
hijo. Esto se va revelando en las entrevistas con los padres,
constituyéndose en imprescindibles para algunos casos a lo largo de
todo el tratamiento, especialmente para los casos graves de autismo y
psicosis.
Jacqueline
Berger, madre de dos gemelas con autismo, en su libro “Salir del
autismo” dice:
«Cuando,
día tras día, nada va como debiera, cuando día tras día, los
hechos y los gestos se cargan de angustia porque el niño no responde
o coge rabietas insondables, cuando todo es complicado, vestirlo,
lavarlo, darle de comer, jugar, pasear, dormirle, cuando los actos
más banales de la vida cotidiana toman de improviso la andadura de
un cataclismo, cuando la salud está cada día en juego, los padres
viven una pesadilla» (pág. 93).
“Todas
estas actividades son siempre fundamentales en la historia de un
sujeto porque forman parte de la constitución de su subjetividad. A
través de ellas se consolida la relación con el cuerpo, con la
satisfacción, pero también con el lazo social” (Ivan Ruiz)
Cuando,
en definitiva, el niño depende para casi todas sus necesidades del
cuidado del adulto y justo ahí se instala la negativa del niño a
recibir nada del Otro, las dificultades, entonces, se hacen
gigantescas. Es muy frecuente que estos padres se sientan lógicamente
sobrepasados, desbordados y sin saber bien que hacer.
Ante
esta situación generalmente aparecen dos tipos de respuestas.
Pueden
justificar esas dificultades, minimizarlas, diciendo que es un
problema del desarrollo, de inmadurez, o que son rasgos exagerados
de su hijo, o por otro lado aparecen comparaciones de su hijo con los
otros niños de su edad, evidenciando las claras diferencias,
encendiendo las señales de alarma y gestando una consulta.
Que
haya una pregunta ya es importante, pero en muchos casos solo se
sustenta en si sera inmaduro, en aprendizajes a adquirir, o en un
cuerpo inquieto y entonces nuestra misión encomendada (que por
supuesto no realizamos) es enseñarle a comportarse, educarlo,
domesticarlo.
En
otros casos surgen preguntas sobre la responsabilidad de los padres
en lo que le sucede al hijo, pudiendo abrirse dos caminos
contrapuestos. Por un lado que esa implicancia devenga en una gran
culpa, lo cual genera mucha angustia e incluso inoperancia y por otro
lado y esto es lo mejor que puede pasar, los padres se preguntan que
pueden hacer (o cambiar ellos) para ayudar a su hijo.
En
los casos más graves, lo primero y lo que más le preocupa a los
padres es como hacer para resolver las dificultades que se presentan
en el día a día. Momento difícil y muy importante, fundante de las
bases de lo que pueda llegar a ser en adelante una relación posible
entre padres e hijos.
Por
tanto hay que alojar eso, escuchar en que lugar esta este hijo para
sus padres pero tomando en cuenta la urgencia presente y por tanto
alguna respuesta por el lado del saber hacer tiene que haber, para
que salgan de la impotencia y el sufrimiento.
Hay
que reconocerles que ellos son los que conocen mejor a su hijo, y
tienen información privilegiada sobre como su hijo responde a cada
situación determinada.
Hay
que dar lugar a las invenciones del sujeto, pero también a la de los
padres. Se encuentran algunos con mucha creatividad para sortear las
dificultades cotidianas y una tarea posible del analista es decirle
que si, no solo a la invención del sujeto sino a la de los padres.
Las
intervenciones posibles con padres son innumerables, tantas como
padres, pero para terminar les quiero dejar los siguientes ejes a
considerar:
Desangustiar-angustiar.
Desculpabilizar-responsabilizar.
Descubrir
su saber hacer (y lo que no hay que hacer).
Incluir-
excluir y acotar el goce.
Dar
lugar a una pregunta, al no todo sobre su hijo.
Implicarlos
en el síntoma.
Ver
relación padres con objetos a.
Hay
un trípode importante a tener en cuenta: el sujeto, su modo de
satisfacción y su relación al saber. La forma que adquiere el
discurso, va bordeando los significantes indecibles y muestran la
modalidad de goce, siendo valido tanto para padres e hijos.
¿Como se
inician los análisis con niños?
¿Primero se tiene una entrevista, o varias a solas con los padr
es, para luego recibir al
niño?
¿Se recibe al niño
a solas en la primer consulta?
¿Que lugar dar a los padres en el dis
positivo analítico?¿Como se
inician los análisis con niños?
¿Primero se tiene una entrevista, o varias a solas con los padr
es, para luego recibir al
niño?
¿Se recibe al niño
a solas en la primer consulta?
¿Que lugar dar a los padres en el dis
positivo analítico?
¿Como se
inician los análisis con niños?
¿Primero se tiene una entrevista, o varias a solas con los padr
es, para luego recibir al
niño?
¿Se recibe al niño
a solas en la primer consulta?
¿Que lugar dar a los padres en el dis
positivo analítico?
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