Hace poco finalizó el último intento de desacreditar al psicoanálisis, y de impedir el acceso a un tratamiento psicoanalítico (como hasta ahora se viene dando hace décadas) a aquellos que así lo quieran o lo necesiten. Me estoy refiriendo a lo que sucedió en el Parlamento francés con la llamada “enmienda 159”. Frente a esta barbaridad, las respuestas no se hicieron esperar y decenas de psicoanalistas, así como asociaciones de padres, dieron batalla en rechazo a la propuesta. En este sentido, es mi idea aquí recoger los principales argumentos que se dieron y sus contundentes respuestas. Porque el psicoanálisis parte desde una lógica de lo singular, y a pesar de contar con un objeto de estudio, un método y un corpus teórico inmenso, no tiende a la sistematización de los datos, pero vaya que hay cientos de libros que demuestran la eficacia y los efectos del tratamiento psicoanalítico. Entonces, más allá de la molestia inicial, hay que agradecer estos embates, porque promueven que los psic...
Nora Barnacle, a la pregunta de qué es lo que estaba escribiendo su marido una vez respondió: “ yo no sé qué escribe, pero sí sé que se caga de risa toda la noche ”. [1] La frase de la esposa de James Joyce deja en claro el júbilo gozoso al escribir y hasta qué punto él mismo estaba tomado por eso que escribía y que resonaba en su cuerpo en estallidos de risa, seguramente pensando en cómo sus lectores iban a romperse los sesos tratando de entender qué fue lo que quiso poner. Y lo consiguió. Esta claro que la lectura de Joyce no nos deja indiferentes, con sus férreos defensores y en igual medida detractores. Si hay algo que se puede decir de Joyce y su escritura es que se ha construido su artificio, su invención, su sinthome en base a ella, pero lo interesante del caso es que con eso ha logrado causar el deseo de otros. Y esto es lo que interesa aquí: cuál es el trabajo que algunos realizan con su obra. Su escritura contiene misterio, enigma y secreto que aunque pare...