Hace poco finalizó el último intento de desacreditar al psicoanálisis, y de impedir el acceso a un tratamiento psicoanalítico (como hasta ahora se viene dando hace décadas) a aquellos que así lo quieran o lo necesiten. Me estoy refiriendo a lo que sucedió en el Parlamento francés con la llamada “enmienda 159”. Frente a esta barbaridad, las respuestas no se hicieron esperar y decenas de psicoanalistas, así como asociaciones de padres, dieron batalla en rechazo a la propuesta. En este sentido, es mi idea aquí recoger los principales argumentos que se dieron y sus contundentes respuestas. Porque el psicoanálisis parte desde una lógica de lo singular, y a pesar de contar con un objeto de estudio, un método y un corpus teórico inmenso, no tiende a la sistematización de los datos, pero vaya que hay cientos de libros que demuestran la eficacia y los efectos del tratamiento psicoanalítico. Entonces, más allá de la molestia inicial, hay que agradecer estos embates, porque promueven que los psic...
Hace mas de cien años Freud proclamaba para sorpresa de todos y molestia de muchos, que los niños eran sujetos deseantes (o en vías de serlo) con su propia sexualidad, inaugurando una concepción infantil con status propio. De este hito en la historia que elevó a los niños al lugar de pequeños perversos polimorfos en sentido funcional -marcando lo pulsional de la subjetividad naciente que logra satisfacerse con cualquier objeto- poco parece quedar en nuestros días, donde imperan los “desequilibrios o déficits orgánicos” que una pastillita viene a “normalizar”. No es el mismo aquel malestar de la cultura que el nuestro, así como tampoco lo es la forma de abordarlo cada vez más inclinada hacia la medicalización y las terapias educativas y correctivas. Hay una tendencia a producir niños aptos, adaptados, obedientes y eficientes en aras de las leyes de mercado. El mejor ejemplo son los llamados “niños agenda” quienes tienen toda la semana pre-programada para diversas activi...